lunes, 15 de diciembre de 2014

"Preguntas y respuestas sobre la alergia a las proteínas de la leche de la vaca: entrevista al Dr. Gonzalo Campos"

Como resultado de una colaboración entre dos blogs de alergia: “Mi menú SIN leche”, y “Con ‘A’ de Alergia” (blog oficial de AlergoMálaga), os dejamos esta entrevista al Dr. Gonzalo Campos, Especialista en Alergología y Coordinador del Grupo AlergoMálaga.

    1. ¿Qué causas explicarían el aumento de alérgicos año tras año en nuestro país? A ciencia cierta no se sabe, aunque se intuye. Está más que demostrado, que en países desarrollados como el nuestro, la prevalencia de enfermedades alérgicas es mucho mayor a la que se puede observar en zonas mucho más desfavorecidas. ¿Excesivo celo en la higiene? ¿Contaminación ambiental? ¿Procesamiento de los alimentos? ¿Forma en que los consumimos? Probablemente el motivo no sea único, sino que habría que buscarlo en un origen multifactorial.

   2. ¿Cuáles son las alergias más habituales en niños y cuál es el ranking de las más problemáticas (entiéndase por “problemática” a las más peligrosas en su sintomatología)? Las alergias más prevalentes en la edad pediátrica son las referidas a las proteínas de la leche de la vaca y al huevo; siendo, por otro lado, transitorias en un 80% de los casos. Posteriormente, el pescado y los frutos secos ocuparían los siguientes puestos en el escalafón, y tras ellos, las legumbres. Conforme el niño crece y va entrando en la adolescencia, poco a poco va cambiando el espectro de alimentos “diana” frente a los cuales suele desarrollar problemas de índole alérgica. A estas edades más avanzadas, entran en juego el marisco y la fruta, sobre todo la perteneciente a la familia de las “Rosáceas” (melocotón, manzana, fresa, pera…etc). Contestando a la segunda pregunta, toda alergia alimentaria puede desencadenar síntomas severos, que conlleven incluso la muerte del paciente.

Leche y huevo son los alimentos que más frecuentemente producen alergia.
   3. Hablemos en concreto de la APLV: ¿Qué factores o situaciones pueden predisponer a un niño a padecerla? No sabemos realmente por qué unos sí y otros no la desarrollan, pero existen una serie de factores de riesgo, no siempre evitables. Algunos de ellos son, la carga atópica familiar y la administración intermitente de proteínas de leche de vaca durante la lactancia natural, sobre todo durante las primeras semanas de vida. Existe mucha controversia al respecto y por desgracia, aún no tenemos todas las respuestas en nuestra mano.

4. Cuando un bebé de escasos meses es diagnosticado de APLV, ¿qué precauciones (si es que existen) se deben tener de cara a la introducción de otros alimentos? En el primer año de vida, la asociación con alergia al huevo, según algunas publicaciones, llega incluso al 50% de los casos. Por tanto, a un paciente diagnosticado de alergia a proteínas de leche de vaca, se le deben realizar pruebas para detectar sensibilización a las proteínas del huevo. En caso de obtenerse una positividad en las mismas, la recomendación sería, la introducción del huevo (sobre todo de la clara, que es donde se encuentran la mayoría de las proteínas alergénicas), de forma controlada en consulta (al año de vida). En ocasiones, si la reacción con la leche de vaca fue severa (anafilaxia), puede retrasarse la introducción controlada de la clara unos cuantos meses.

    5. Los niños que no toman leche de vaca ¿pueden estar carentes de calcio,  tener problemas óseos o de crecimiento? No, hoy en día, los hidrolizados de alto grado de proteínas de leche de vaca, así como fórmulas alternativas como la de soja, están preparadas para que en ningún caso, un niño en fase de desarrollo sufra ningún tipo de déficit nutricional. No debemos olvidar, por otro lado, que el calcio se obtiene de múltiples alimentos, y no sólo de los lácteos (pescado, col, espinaca, higo, naranja, almendra, garbanzo…etc).

Hoy por hoy no hay déficit de calcio en niños con APLV.
   6. ¿Qué probabilidades tiene un niño de superar la APLV? ¿Las probabilidades de superación son las mismas para los casos de “alergia mediada por IgE” que para los casos de “alergia no mediada por IgE” (intolerancia)? Respecto a las reacciones “IgE”, como he dicho, aunque varía según la publicación a la que hagas referencia, la superación de la alergia de forma natural está en torno a un 80%. Respecto a las “no IgE”, dar una cifra es complicado, pues son distintos los cuadros clínicos en los que puede mediar este mecanismo inmunológico, y a día de hoy, existe mucho “infradiagnóstico”. Mi experiencia personal es que muchas de ellas se superan también con el desarrollo.

   7. Sabemos que las alergias pueden llegar a desaparecer pero, ¿también pueden empeorar? ¿Puede una “alergia no mediada por IgE” transformarse con el tiempo en una “alergia mediada por IgE”?  Se trata de una pregunta sin respuesta definitiva. Como norma, no tiene porqué. Aunque el alimento implicado es el mismo, el mecanismo inmunológico que desencadena ambos cuadros clínicos es distinto.

8. ¿Es correcto decir que una “alergia se cura”? En el caso de la leche y el huevo se podría decir que sí, pues el que supera la misma durante el desarrollo en la infancia, no vuelve a sufrir sus efectos en la adolescencia ni en la edad adulta (por lo general).

9. ¿En qué consisten los programas de desensibilización y que tasa de éxito tienen? ¿Para quienes están indicados? La inmunoterapia oral con alimentos, está dirigida generalmente a pacientes con alergia a proteínas de leche de vaca y/o huevo, que a partir de cierta edad (en nuestro grupo, 5 años), no han superado de forma natural su alergia. Está técnica, que hoy en día se realiza en pocos centros de forma adecuada y segura, tiene dos objetivos. El primero, es conseguir que el niño alérgico pueda tolerar una mínima cantidad del alimento en cuestión; lo suficiente para que ante un contacto accidental, no se desarrolle una reacción, es decir, elevar su “umbral alergénico”. El segundo objetivo, sería conseguir una tolerancia sostenida y definitiva en el tiempo; es decir, la superación de la alergia. Esta técnica consiste en la administración de cantidades crecientes del alimento, para que a modo de “vacuna”, se induzcan una serie de cambios inmunológicos, que permitan al paciente avanzar hacia esa “tolerancia”, bien parcial o definitiva. La tasa de éxitos es variable según el grupo de especialistas que la lleva a cabo, ya que existen múltiples formas de realizarla. En el Grupo AlergoMálaga, al que pertenezco, conseguimos elevar el “umbral de reacción” prácticamente en el 100% de los casos. El éxito en la consecución de una tolerancia sostenida es sensiblemente más baja.
La desensibilización pretende aumentar la cantidad tolerada del alimento
  10. Para aquellos que no entiendan de alergias ni intolerancias alimentarias, ¿podrías contarnos brevemente qué diferencias hay entre una y otra? Las alergias están provocadas por mecanismos inmunológicos conocidos (reacciones de hipersensibilidad de tipo I o de tipo IV). Las intolerancias, sin embargo, suelen tener como origen ciertos déficits metabólicos (ausencia de enzimas…etc). Respecto a su evolución, las intolerancias suelen ser para toda la vida, al igual que las alergias, salvo en el caso de la leche de vaca y el huevo, donde, como he dicho antes, se suele avanzar hacia la curación de forma natural (80%). Clínicamente la aparición de síntomas también es distinta. Las reacciones alérgicas vinculadas al consumo de alimentos pueden desencadenan desde cuadros leves (síndrome de alergia oral, urticarias…), hasta cuadros severos (la temida anafilaxia) e incluso la muerte. En una intolerancia es extremadamente raro que ocurra esto último. Ambas se evitan no contactando con el alimento conflictivo.


Ha sido un placer.


¡Gracias por tu colaboración y ayuda!


martes, 2 de diciembre de 2014

La Marcha Atópica: ¿Condenados de por vida a ser alérgicos?


¿A qué nos referimos los alergólogos cuando usamos este término?
Marcha Alérgica
A la evolución natural de la enfermedad alérgica, es decir, a las distintas manifestaciones que una persona alérgica puede desarrollar a lo largo de su vida.
La alergia evoluciona con la edad
La alergia es una enfermedad sistémica que afecta a distintos órganos de nuestro cuerpo. Según la edad, las manifestaciones pueden variar: las primeras suelen aparecer a partir del tercer mes de vida y son, a nivel de piel, la tan conocida dermatitis atópica, o bien, en otros casos, las alergias alimentarias (las más frecuentes en la infancia son a la leche y al huevo). A medida que vamos creciendo, estas manifestaciones suelen disminuir (un alto porcentaje de los niños con alergia alimentaria a huevo y/o leche llegan a superarla de forma natural) y se incrementa la sintomatología respiratoria: rinitis y/o asma.

Enfermedades Alérgicas: Asma, Rinitis, Dermatitis, Alergia Alimentaria...
Esto no quiere decir que una persona alérgica tenga que presentar todas estas manifestaciones a lo largo de su vida. Un niño con dermatitis atópica no tiene porqué desarrollar posteriormente rinitis o asma; ahora sí, tiene más posibilidades. En un estudio realizado en niños con dermatitis atópica, el 43% desarrollaron asma en los siguientes 8 años y un 45 % rinitis.

La incidencia de las enfermedades alérgicas está aumentando en los últimos años. Hace varias décadas se presentaba predominantemente en adultos jóvenes, pero hoy en día no es raro encontrar pacientes de cualquier edad. Sabemos que la alergia tiene una base genética; si un padre es alérgico hay más posibilidades de que lo sea su hijo, y si lo son los dos, el riesgo es mayor. A parte de esta base genética, existe un componente ambiental: se habla de la contaminación, del humo del tabaco, del exceso de higiene, exposición a alérgenos, uso de medicamentos…etc. No se sabe con exactitud el porqué del incremento en la prevalencia actual, aunque suponemos que está en los factores ambientales.

La hipótesis de la higiene sugiere que “cuanto más limpio, más alergia”: la alergia es más frecuente en países desarrollados, y dentro de los mismos tiene mayor incidencia en zonas urbanas que en zonas rurales. Quizás la disminución de la exposición a productos microbianos, la dieta y los hábitos higiénicos, está contribuyendo a aumentar la incidencia en las primeras.
¿Niño sucio, niño sin alergias?
Y dicho todo lo anterior: ¿existe alguna manera de evitar la marcha atópica? ¿Podemos hacer algo para detener su progresión?

Se han seguido distintas líneas de prevención: prebióticos y probióticos, por ejemplo, aunque los estudios actuales son insuficientes para recomendarlos.

También antihistamínicos como la cetirizina, usados en pacientes con dermatitis atópica. Un estudio pretendía observar si el tratamiento con dicho fármaco era capaz de prevenir la aparición de asma. Tras 36 meses de seguimiento se concluyó que parecía disminuir la progresión o quizás simplemente la retrasaba. Se necesitan más estudios al respecto. 

El uso de corticoides inhalados tampoco ha demostrado ningún efecto en la detención de la evolución natural de la enfermedad respiratoria. Estos fármacos mejoran los síntomas del asma mientras se usan, pero no frenan el desarrollo de la enfermedad de forma definitiva.

La inmunoterapia/vacunación frente a la rinitis alérgica, sí han demostrado ser capaz de frenar la evolución natural de la enfermedad a asma y además la aparición de nuevas sensibilizaciones; es decir, que un paciente que es alérgico, por ejemplo, al polen de gramíneas, no vaya desarrollando problemas con más alérgenos: otros pólenes distintos, ácaros del polvo, mohos…etc.
Inmunoterapia Específica o Vacunas de Alergia
En el estudio PAT realizado en niños con rinitis alérgica, se confirmó que el tratamiento con vacunas en fases tempranas de la rinitis, disminuye el riesgo de desarrollar asma. En este estudio se observó cómo el 45 % de los niños con rinitis alérgica no tratados con vacunas desarrollaron asma. Este porcentaje se redujo en un 50% en el grupo de los niños que sí recibieron inmunoterapia.

Debemos seguir buscando para encontrar medidas terapéuticas más eficaces frente a esta epidemia que asola a día de hoy el Mundo Occidental, y que tan malas expectativas parece tener para el futuro.

Dra. Rocío de la Higuera Artesero
Médico Especialista en Alergología
Grupo AlergoMálaga

domingo, 16 de noviembre de 2014

"El eterno problema: las trazas"

Si la alergia alimentaria plantea en muchas ocasiones un reto para nosotros los alergólogos, para los pacientes se puede convertir en una auténtica odisea.

Y es que la medicina no es una ciencia exacta en la que 2 + 2 son 4.

A veces la historia clínica de reacciones de tipo cutáneo (erupciones, ronchas, picores, urticaria…), que habitualmente se tildan en Urgencias o por nuestros compañeros de Atención Primaria con el juicio clínico de “Reacción Alérgica”, no son tales.
Habones típicos de la Urticaria
Lo fundamental para nosotros es intentar asociarlo con algún “factor desencadenante”. Generalmente, en un episodio aislado, es difícil encontrar un culpable, y la pista nos la dais vosotros mismos cuando señaláis un determinado alimento como motivo principal.

Cuando ya tenemos al sospechoso y realizamos todo el proceso diagnóstico habitual, con nuestras pruebas cutáneas (“los pricks”), analíticas en busca del anticuerpo (la inmunoglobulina E específica frente a ese alimento), y en ocasiones, realizando provocaciones controladas con el alimento conflictivo, el problema no concluye ahí, con el juicio clínico de “alergia o hipersensibilidad al alimento x”. Tenemos una baza importante al saber cuál es el origen de nuestra alergia, pero las recomendaciones de evitación plantean dudas al paciente.

Hace unos años había una única línea de actuación: “si eres alérgico al alimento x, tienes que evitarlo a toda costa, sus derivados, los productos que lo tengan en sus ingredientes y los que contengan trazas de los mismos”. Pero esta estructura rígida se ha modificado en los últimos tiempos, y actualmente se podrían adoptar dos o tres líneas de recomendaciones:

          - Cuando las alergias alimentarias se presentan en pacientes adultos, habitualmente suelen llegar para quedarse, hablándose por tanto de “alergias alimentarias persistentes”. La recomendación suele ser la de evitarlo todo (producto, derivados, elaborados y trazas).

          - Cuando estos problemas alimentarios se presentan en niños, la historia es bien distinta, ya que las dos alergias alimentarias más habituales, a la leche y al huevo, se suelen superar hasta en un 85% de los casos, de manera natural, antes de los 5 años, son alergias transitorias (son además las más conocidas y estudiadas). Con otros grupos de alimentos como pescado, frutas, frutos secos, marisco o legumbres, el porcentaje de superación suele ser mucho menor. Para estos casos (leche y/o huevo), en aquellos pacientes en los que no haya existido una reacción importante, habría que determinar un “punto o umbral de tolerancia” frente a ese alimento, es decir, saber qué cantidad tolera sin que le genere reacción, ya que ese contacto repetido a lo largo del tiempo va a ayudar a la consecución de la tolerancia de modo más precoz. A este grupo no habría que eliminar de su dieta las trazas, ya que ese contacto repetido con pequeñas cantidades puede convertirse en su mejor aliado para alcanzar la tolerancia espontánea de forma más temprana.
Las alergias alimentarias más comunes son por leche y huevo 

          - En el caso de niños con reacciones importantes (que impliquen clínica respiratoria, hipotensión, o el desarrollo de anafilaxia…), no se puede hacer la misma recomendación y habría que tomar la misma actitud que en el primer grupo y evitarlo todo (producto, derivados, elaborados y trazas). 

Hasta aquí todo podría parecer bastante sencillo, pero la problemática no termina en la consulta, sino que empieza en el día a día, tanto para adultos como para los más pequeños y sus padres, a la hora de leer los etiquetados de los productos que consumimos.

Es importante la lectura del etiquetado de los alimentos y productos

La primera pregunta sería ¿qué son las trazas? El elemento traza en química analítica es aquel que se encuentra en concentración menor de 100 microgramos por gramo, o visto de otra forma, representaría 1 gramo por cada 10 kg de producto, algo casi insignificante, de no ser porque nuestro sistema inmunitario tiene una capacidad extraordinaria para detectar cantidades incluso menores.

Hay varios Reales Decretos y Reglamentos que regulan el etiquetado de alimentos en los últimos años (Real Decreto 1334/1999, modificado en Real Decreto 2220/2004, ampliado posteriormente en Real Decreto 1245/2008 y finalmente regulado en el Reglamento UE 1169/2011, para el que quiera profundizar).
 
Los alérgenos tienen que estar en una letra destacable respecto al resto

Si viviéramos en un mundo ideal, donde todo fuese perfecto, cada producto comercializado en el mercado pondría en su etiqueta los alérgenos de declaración obligatoria en la proporción que presentase o con el enunciado “contiene trazas de…”, lo que facilitaría la evitación por parte del paciente, y ahorraría muchos sustos.

Pero esto se complica con los condicionales, cuando en la etiqueta se pone de forma excesiva y preventiva, “puede contener trazas de…”, o se usan nomenclaturas distintas, que hacen referencia al mismo producto, pero que el paciente no tiene porqué conocer.

En la mayoría de los casos, estos “puede contener”, no contienen realmente, siendo un uso preventivo que se ha generalizado en la industria alimentaria, para justificar contaminaciones accidentales, ya sea por error humano o porque en la misma cadena de producción puedan quedar restos de estos alérgenos, procedentes de una producción anterior que si pudiese contenerlos en su composición. Sea cual sea el origen del problema, dado que no se puede garantizar al 100% que esos productos no puedan tener algún vestigio, los pacientes con reacciones serias deberán evitar estos también.

Como podéis ver, el tema de las trazas tiene mucha “miga”, hay todavía muchas dudas en el aire, y es complicado realizar recomendaciones formales extensibles a gran número de pacientes, por lo que lo prioritario es sentarse con los mismos, e informar de forma individualizada sobre la actitud a seguir.

Por último os dejo algunas páginas de interés de asociaciones de pacientes alérgicos como AEPNAA , Inmunitas Vera  y Elikalte, en las que podéis encontrar más información y apoyo, así como consultar alertas de alérgenos no declarados en el etiquetado de un alimento u ocultos que se recogen en la Red de Alerta Alimentaria de la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. 

Dr. Jaime García Campos
Médico Especialista en Alergología
Grupo AlergoMálaga

lunes, 3 de noviembre de 2014

¿Existe la alergia a la humedad?

 Desde que comencé mi andadura como alergóloga, no existe un día en el que algún paciente no me afirme de forma sentenciosa: 

“Doctora, sé que soy alérgico a la humedad”

Pero como dijo aquel, vayamos por partes… 

- ¿Puede la humedad desencadenar síntomas de alergia? ¿Es esto posible?
En ocasiones, un sí y un no pueden ser respuestas correctas a un tiempo. A lo largo de este post entenderéis el porqué. 

La humedad, como tal, no tiene capacidad alergénica, pues su composición (vapor de agua) no contiene proteínas (o alérgenos), que son las responsables de desencadenar el mecanismo inmunológico necesario para inducir lo que conocemos todos por ALERGIA. La humedad no es más que una condición climatológica o ambiental (como prefiráis llamarla), que actúa como caldo de cultivo, como factor favorecedor, en el caso de ciertos alérgenos, para que puedan persistir en concentraciones elevadas en el ambiente. 
Humedad condensada en un cristal
  - ¿Cuáles son esos alérgenos que tienen esa relación tan estrecha con la humedad?
Fundamentalmente dos, los ácaros del polvo y los hongos. Así, si un paciente afirma ser alérgico a la humedad, probablemente su problema esté en una alergia a ácaros, a hongos, o a ambos. Los síntomas principales que suelen inducir son de índole respiratoria y ocular: rinitis, conjuntivitis y/o asma. 

Comencemos dando unas pincelas sobre las ácaros.

Los ácaros son una subclase de arácnidos, de los que existen casi 50.000 especies descritas, aunque se calcula que sólo 25 están relacionadas con enfermedades alérgicas en el ser humano.

Ácaro del Polvo visto al Microscopio Electrónico
  Abundan, sobre todo, en lugares con mucha vegetación, entre los productos de desecho en descomposición, y en asociación a musgos y líquenes. Además, se encuentran, de forma habitual, en el interior de los domicilios, especialmente en colchones, almohadas, alfombras y sofás. El ácaro más predominante en nuestra zona es el perteneciente a la especie Dermatophagoides.
Los principales factores ambientales que influyen en la presencia de ácaros son la temperatura y la humedad relativa. La temperatura óptima de reproducción oscila entre 25-35°C. La humedad relativa ideal, dependiendo de las diferentes especies, se sitúa entre el 60-75%.
En los domicilios de zonas con climas templados, los niveles de ácaros varían según las estaciones, con cifras bajas a comienzo del verano y una elevación progresiva a medida que se aproxima el otoño, seguido por un posterior descenso al llegar el invierno. A pesar de dicho descenso, en los meses con temperaturas más bajas, las partículas alergénicas de los ácaros pueden permanecer en el ambiente, por lo que la sintomatología que desencadenan en el paciente, en la mayoría de los casos es perenne.
Así, si eres alérgico a los ácaros del polvo y resides o tienes pensado viajar, por ejemplo, a la costa de Málaga, tu sintomatología podrá verse exacerbada. En cambio, si te trasladas al interior, donde el clima es más seco, apreciarás una gran mejoría.

- ¿Y qué decir de los hongos?
Dentro del reino Fungi, están incluidos lo mohos, que son hongos filamentosos, que forman unas colonias visibles (típicas manchas de humedad en las paredes, o la clásica pelusa que se forma en los alimentos). 
Hongo: Alternaria alternata

La inmensa mayoría son saprofitos, descomponen la materia muerta. Varias miles de especies provocan parasitación y enfermedades en las plantas; unas decenas provocan infección en el hombre (micosis), y sólo unas pocas, menos de 50 especies, tienen la capacidad de desencadenar enfermedades alérgicas. La más importante en nuestro país desde el punto de vista alergológico es Alternaria alternata.
La humedad favorece el crecimiento de los hongos, y el tiempo soleado y ventoso, la diseminación de sus esporas.
En climas cálidos y húmedos, los hongos están presentes a lo largo de todo el año. En zonas templadas, sus esporas se encuentran en concentraciones más elevadas al final del verano.
Para concluir, la humedad por sí misma no tiene capacidad para inducir enfermedades respiratorias de índole alérgica, pero sí favorece su desarrollo.
Una recomendación final para los alérgicos a ácaros y hongos: Evitemos la colocación de humidificadores en los dormitorios de nuestra vivienda. 

Hasta pronto. 

Dra. Clara Isabel Pérez Padilla
Médico Especialista en Alergología.
Grupo AlergoMálaga.

miércoles, 15 de octubre de 2014

"Inmunoterapia: ¿la solución para las alergias respiratorias?"

La alergia, puede afectar a diferentes órganos y sistemas de nuestro cuerpo, cuando lo hace sobre el sistema respiratorio, puede desencadenar dos grandes síndromes que pueden aparecer juntos o por separado: la rinoconjuntivitis y el asma bronquial. 

La rinitis alérgica es una enfermedad inflamatoria de la mucosa nasal inducida por una respuesta inmunológica (por hipersensibilidad) tras la exposición a un alérgeno sobre las membranas que recubren las fosas nasales. Los síntomas típicos son: picor nasal, estornudos, mucosidad generalmente acuosa y congestión o taponamiento nasal. Los alérgenos que más frecuentemente causan rinitis alérgica son los pólenes, los hongos, los ácaros y los animales domésticos (perros y gatos).
En la mayoría de las ocasiones se acompaña de conjuntivitis, que consiste en la inflamación de la membrana que recubre al ojo y la parte interna de los párpados y se manifiesta con síntomas como picor o escozor, enrojecimiento y lagrimeo. Se habla entonces de rinoconjuntivitis alérgica. 

Fosa nasal normal y Fosa nasal con rinitis alérgica

El asma bronquial es una enfermedad respiratoria crónica caracterizada fundamentalmente por la inflamación de los bronquios, que sufren un estrechamiento de su calibre ocasionando los síntomas típicos de la enfermedad: tos, falta de aire, pitos en el pecho y opresión torácica. Estos síntomas pueden variar en frecuencia e intensidad.
En ocasiones, el asma puede cursar con periodos de empeoramiento intenso (crisis asmática), que se relacionan con la exposición a agentes que producen alergia. En otros casos pueden sobrevenir crisis causadas directamente por el ejercicio físico, por infecciones respiratorias o por algunos medicamentos como los antiinflamatorios del tipo de la aspirina.
Los alérgenos relacionados con el asma alérgica son los mismos que causan rinitis. 
Pulmón Sano y Pulmón con Asma
La rinitis y el asma son enfermedades muy comunes y frecuentemente coexisten. Su alta prevalencia se asocia además a una elevada morbilidad y a un alto coste económico. 

En las consultas de alergología, la rinoconjuntivitis se consideró el primer motivo de consulta en el estudio Alergológica 2005 con un 55% de los casos. A la vista de los datos, uno de cada dos pacientes que se atienden por primera vez en las consultas acude por presentar rinoconjuntivitis.
En varios estudios se ha señalado que la rinitis alérgica es un factor de riesgo importante para el desarrollo de asma.
En los niños, su presencia se ha asociado de forma independiente con el doble de riesgo de sufrir asma a la edad de 11 años. En los individuos jóvenes y en los adultos los estudios han mostrado resultados similares en pacientes seguidos a largo plazo.
Aunque las cifras son muy inferiores a las de la rinitis, Alergológica apunta que entre un 3% y un 7% de la población adulta tiene asma. Esta cifra es algo más elevada (entre un 5% y un 10%) en la población menor de 6 años y en las últimas cuatro décadas se ha triplicado el número de casos de asma, convirtiéndose en un auténtico problema de salud pública. 

Además, la intensidad de la rinitis se relaciona directamente con la gravedad del asma.
En el control de la enfermedad alérgica, el adecuado cumplimiento terapéutico por parte del paciente es uno de los elementos esenciales para garantizar el éxito. 

Tradicionalmente los pacientes se han enfrentado a un complejo programa de tratamientos sintomáticos para cada órgano afectado cuando en realidad el punto de mira debe ponerse en la sensibilización al alérgeno y no en la afectación concreta de órganos. 
 
Actualmente se dispone de evidencia que demuestra que la inmunoterapia con alérgenos no solo alivia de forma eficaz los síntomas respiratorios y oculares sino que también posee efecto duradero tras la finalización del tratamiento y puede prevenir la progresión de las enfermedades alérgicas. 

Se trata del tratamiento alergológico por excelencia: la inmunoterapia con extractos alergénicos, comúnmente conocida como “vacuna de alergia”.
Inmunoterapia


La inmunoterapia es el único tratamiento específico capaz de modificar el curso natural de la enfermedad, consiguiendo que ésta mejore o desaparezca. Consiste en la administración de concentraciones progresivamente crecientes de un alérgeno, hasta alcanzar una dosis máxima preestablecida, que se puede mantener durante un periodo aproximado de 3 a 5 años. Actualmente las pautas de dosificación difieren según la indicación, el tipo de extracto y la vía de administración.
Tanto la indicación como el control de la inmunoterapia corresponden al médico especialista en Alergología, quien valorará de forma individualizada la composición del extracto así como la pauta de administración. 

En la inmunoterapia subcutánea el periodo de iniciación suele ser semanal (pauta convencional). Cuando interesa alcanzar precozmente la dosis de mantenimiento se pueden poner varias dosis en un día a intervalos semanales (pautas agrupadas) o todas las dosis en pocos días (pautas rápidas y ultrarrápidas).
La fase de mantenimiento consiste en la repetición de la última dosis alcanzada en la fase de iniciación, generalmente con una frecuencia mensual. En algunos casos de alergia a pólenes la vacuna se interrumpe cada año para volver a reintroducirla el año siguiente, transcurrido el periodo de polinización (pautas preestacionales).
La administración de extractos alergénicos por vía subcutánea no está totalmente exenta de riesgos, como ocurre con otros medicamentos. Por ello debe realizarse en un centro sanitario con capacidad para tratar posibles reacciones. Tras la inyección del extracto el paciente debe permanecer en el centro durante al menos 30 minutos, sin realizar ejercicio físico violento ni tomar baños con agua caliente o saunas en las 3 horas siguientes a la aplicación. 

Inmunoterapia Subcutánea
En la inmunoterapia sublingual el periodo de iniciación consiste en la aplicación de gotas sublinguales todos los días, incrementando la dosis (número de gotas) en días sucesivos. El mantenimiento suele ser diario, aunque hay preparados que permiten su aplicación a días alternos o tres días por semana.
Dada la seguridad del tratamiento sublingual, en la actualidad algunos preparados permiten comenzar directamente con la dosis de mantenimiento. Estos extractos pueden ser administrados en el domicilio del paciente. 

Inmunoterapia Sublingual

Dra. Gloria María Requena Quesada
Médico Especialista en Alergología
Grupo AlergoMálaga

martes, 30 de septiembre de 2014

Alergia a alimentos + escuela = ANSIEDAD

Como todos sabéis, uno de los grandes problemas que existe hoy en día en lo que respecta a la atención de niños con alergias alimentarias, es la falta de formación en el manejo de reacciones alérgicas por parte del personal escolar. Escuchar la palabra “alergia” dispara las alarmas, generando incomodidad, enfados, opiniones encontradas y falta de compromiso. Y la verdad es que si se analiza, ambas partes tiene su razón: los padres quieren estar tranquilos cuando dejan a sus hijos en colegios o comedores escolares, ya que durante esas horas del día no existe supervisión por su parte. Demandan que el profesorado y/o personal auxiliar esté al tanto de los problemas alimentarios que padece el niño y que exista un compromiso de atención en caso de acaecer una reacción accidental. Pero, por otro lado, el profesorado necesita una serie de conocimientos que no tiene a día de hoy. Necesita saber qué es una alergia alimentaria, aprender a reconocer sus síntomas, y tener claro qué hacer según el grado de severidad de la reacción, pero sobre todo, PERDERLE EL MIEDO A USAR LA ADRENALINA.


Esto se solucionaría de una forma muy sencilla: CURSOS DE FORMACIÓN. No son necesarias más que unas nociones básicas para saber manejar correctamente una reacción alérgica ocurrida durante el horario escolar. Es así de fácil. Un Alérgologo dando una charla de un par de horas sobre el tema y mostrando la facilidad de uso del autoinyector de adrenalina. ¿Tan caro resultaría para las consejerías de salud de cada comunidad autónoma? Dejo caer la pregunta...

No debemos olvidar lo siguiente:
De acuerdo con el artículo 195 del Código Penal, se establece como delito el incumplimiento de la obligación de todas las personas de socorrer a una persona que se halle desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiera hacerlo sin riesgo propio ni de terceros. Igualmente el artículo 20 del Código Penal indica que están exentos de responsabilidad criminal los que obren en cumplimiento de un deber.
Debiendo indicarse que no existirá responsabilidad de cualquier género si en el uso del deber de socorrer, se produce alguna aplicación incorrecta del medicamento de rescate (adrenalina intramuscular) con el fin de salvar la vida del alérgico”.
                                             
                  (Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex)



Por tanto, en aras de generar un flujo constructivo de opinión, considero que, UNA FORMACIÓN SANITARIA BÁSICA ES FUNDAMENTAL EN AQUEL PERSONAL QUE TRABAJA HABITUALMENTE CON NIÑOS; Y ÉSTA DEBE INCLUIR, POR TANTO, UN CONOCIMIENTO ADECUADO DEL MANEJO DE UNA REACCIÓN ALÉRGICA ALIMENTARIA.

Os dejamos un vídeo editado por nuestro equipo, donde se os muestra de forma clara y didáctica, todo lo que hay que saber para usar de forma correcta un dispositivo de adrenalina. Recordad, LA ADRENALINA AUTOINYECTABLE NO ESTÁ COMERCIALIZADA PARA USO POR PARTE DE PERSONAL SANITARIO, SINO POR CUALQUIER PERSONA AJENA A ESTE ÁMBITO. La industria farmacéutica ha creado dispositivos de fácil manejo, dirigidos para ser manipulados por personas normales con un mínimo adiestramiento.


Hasta pronto.

Dr. Gonzalo Campos Suárez
Médico Especialista en Alergología
Coordinador del Grupo AlergoMálaga