miércoles, 13 de enero de 2016

Biografías “asmáticas”: El “Che” Guevara, Marcel Proust y Vivaldi

Maimónides
Moisés Maimónides (1135-1204 dC), el rabino y filósofo que vivió en Andalucía, Marruecos y Egipto, fue también un médico que practicó en la corte del Sultán Saladino. Entre los muchos textos de los que es considerado autor, Maimónides escribió el “Tratado del Asma” para el príncipe Al-Afdal, (uno de sus pacientes). En él revelaba que sus síntomas a menudo se iniciaban como un resfriado común durante los meses húmedos. Finalmente, el paciente quedaba sin aliento y tosía hasta que expulsaba flemas, lo que mejoraba su estado.
Señaló que los meses secos de Egipto ayudaban a estos enfermos.

Ernesto "Ché" Guevara
Ernesto “Che” Guevara atravesó su vida luchando por respirar. Esa fue su principal batalla, la que perdió de forma inexorable. Dicen algunos de sus biógrafos, que los continuos ataques acaecidos en su infancia y adolescencia forjaron en cierta medida su carácter, donde siempre destacaron la disciplina y el autocontrol. Recurrentes encamamientos derivados de este problema -que jamás pudo resolver-, le llevaron a aficionarse al ajedrez y a la lectura: descubrió a Charles Dickens (con quien compartió enfermedad), Julio Verne y Emilio Salgari, entre otros autores.
En el libro que escribiría más tarde, “Diarios de motocicleta”, en el que relata un largo viaje realizado junto a su fiel amigo Alberto Granado, hará referencia a sus sucesivas crisis asmáticas, y a cómo la falta de medicamentos y la humedad pusieron en aprietos su salud, durante su periplo por Sudamérica. Así tomó la isla de Cuba, dando mordiscos al aire mientras atravesaba la jungla caribeña arrastrando su fusil.
Lo que saben muy pocos, es que previamente (en 1945) había sido declarado “no apto” para realizar el servicio militar en las Fuerzas Armadas de su país. ¿Parece incongruente, no? Una simple auscultación determinó el destino de uno de los más famosos guerrilleros del mundo moderno.

Marcel Proust
Marcel Proust, autor de “En busca del tiempo perdido”, una de las obras cumbre de la literatura francesa, padeció su primer ataque de asma a los nueve años. Siempre fue un niño débil, sobreprotegido por su madre, lo que describe autobiográficamente en el primer volumen de esa faraónica obra, “Por la parte de Swann”.
Abusará del café, recurrirá a inyecciones de adrenalina, a la inhalación de estramonio, a la marihuana y a otras drogas (opio entre ellas), para combatir su asma. Llegará a aislarse en una habitación acolchada durante sus largas sesiones de escritura. 
Su enfermedad respiratoria no soportó una neumonía que fue el motivo de su fallecimiento en noviembre de 1922, cuando sólo tenía cincuenta y un años.
Admirador de Mozart, Baudelaire y Alfred de Vigny, un día le preguntaron cómo le gustaría morir; su respuesta fue: «Mejor y amado».

Antonio Vivaldi
Antonio Vivaldi fue sacerdote antes que compositor. En varias ocasiones tuvo que abandonar cuando oficiaba misa debido a crisis asmáticas que interrumpían sus disertaciones. De hecho, en 1737 es acusado de una “dejación de funciones”, a lo que Vivaldi responde en una interesantísima carta:
“No he dicho misa por espacio de veinticinco años y no tengo intención de volver a hacerlo, no por causa de prohibición u ordenanza alguna, sino por mi propia voluntad, a causa de una enfermedad que he sufrido desde la infancia y que todavía me atormenta.
Después de haber sido ordenado sacerdote, dije misa durante un año, pero posteriormente decidí no volver a decirla por haber tenido en tres ocasiones que abandonar el altar antes de concluir el sacrificio a causa de mi enfermedad.
Por esta razón vivo casi siempre en interiores y nunca salgo si no es en góndola o carruaje, ya que no puedo caminar sin sentir dolor y opresión en el pecho.
Ningún caballero me ha invitado a su casa, ni siquiera nuestro príncipe, porque todos conocen mi debilidad.
Puedo salir a pasear después de la cena, pero nunca voy a pie. Ésta es la causa de que nunca diga misa”.
Excusado por el Cardenal, el famoso compositor de “Las cuatro estaciones”, encontró un trabajo como director musical en una escuela para niñas huérfanas.
¿De nuevo el asma determinó su destino?

Liza Minnelli, Diane Keaton, Mark Spitz, y hasta el mismísimo David Beckham, han sufrido en sus carnes la desagradable sensación que supone la imposibilidad para respirar. Una cantante, una actriz, un nadador y un futbolista, entre muchos otros. Todos ellos, brillantes y famosos, atravesaron sus carreras lidiando con su enfermedad. Porque el asma no entiende de clases ni de bolsillos, y cualquiera puede padecerla.
Liza Minnelli, David Beckham, Mark Spitz, Diane Keaton
Pero, como un día dijera Martin Scorsese (también asmático): “Yo fui un niño con asma inducido a creer que no conseguiría gran cosa en la vida”.

El que suscribe estas líneas también lo fue.
Saquen sus conclusiones…

Dr. Gonzalo Campos Suárez
Médico Especialista en Alergología
Coordinador del Grupo AlergoMálaga

No hay comentarios:

Publicar un comentario