jueves, 17 de noviembre de 2016

Alergia a los antiinflamatorios: ¿Debo eliminarlos todos?


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Los AINES (acrónimo de Antiinflamatorios no Esteroideos) son un grupo de fármacos usados para combatir la fiebre, el dolor y la inflamación (antipiréticos, analgésicos y antiinflamatorios). Los motivos de consulta por reacciones adversas a medicamentos son bastante frecuentes en las consultas de Alergología, siendo los AINEs el segundo grupo de fármacos en frecuencia tras los antibióticos betalactámicos (las “penicilinas”).

Los salicilatos ya se usaban hace más de 2.000 años para tratar distintas enfermedades. Hipócrates nos habló de la utilización de las hojas de sauce blanco (Salix alba) para aliviar el dolor, pero existen más de 500 especies diseminadas en todo el mundo que han utilizado distintas culturas desde Asia hasta América que se han utilizado para los mismos fines porque todas comparten varias sustancias en común, pero principalmente la salicilina.

Sauce llorón o Salyx babylonica

Spiraea ulmaria
En 1.899 se registró la Aspirina® que todos conocemos (su nombre viene del vocablo "Spiraea", una de las plantas "Spiraea ulmaria" o Reina de los prados, que también contiene salicilina), extendiéndose su uso por todo el planeta, tanto que se estima que desde sus inicios han podido consumirse en el mundo 350 billones de comprimidos, y actualmente se consumen unas 2500 por segundo. Pero no todo iba a ser beneficios y bondades, y sólo 4 años después de su comercialización se describió el primer caso de reacción adversa.

Las reacciones pueden aparecer con un solo fármaco, con todos los de la misma familia, o bien pueden desencadenarse con AINES de familias distintas (idiosincrasia a AINEs). Por esto, todo paciente que presente una reacción con AINES, debe ser valorado por un especialista en Alergología para estudiar cuáles deberá evitar y cuáles podrá consumir en caso de futura necesidad.


En los más de 100 años desde la primera Aspirina, han surgido distintas familias de AINES, entre las que podemos encontrar:

- Salicilatos y, como representante principal de este grupo, el Ácido Acetilsalicílico (Aspirina®).

Aspirina(R) o Ácido Acetil Salicílico (presentación actual)
- Indolacéticos, como la Indometacina (Inacid®)
- Derivados del ácido Acético (Arilacéticos), entre los que se encuentra el Diclofenaco (Voltarén®)
- Derivados del ácido Propiónico (Arilpropiónicos), como el Ibuprofeno (Espidifen®) o el Naproxeno (Naprosyn®)

- Pirazolonas, como el Metamizol (Nolotil®)
- Grupo de los Oxicams, donde encontramos el Piroxicam (Feldene®) y el Meloxicam (Movalis®)

- Derivados del para-aminofenol, como el Paracetamol (Efferalgan® Gelocatil®)
- Grupo de los Coxib: Celecoxib (Celebrex®), Etoricoxib (Arcoxia®)
- Otros: ácidos fenámicos o antranílicos y nicotínicos
Los grupos de los AINEs son numerosos.
 ¿Qué síntomas aparecen en una reacción a AINES?

La aparición de los síntomas después de la toma de un AINEs, nos ayuda a clasificar las reacciones como inmediatas (si aparecen en menos de 1h), o tardías (más de 1h, generalmente 2-3h incluso hasta 2-3 días después de iniciar el tratamiento)

Las manifestaciones clínicas de una reacción tras la toma de AINES pueden ser:

Cutáneas: son las reacciones más frecuentes, presentándose lesiones habonosas o “ronchas”, con enrojecimiento y picor (urticaria), o fenómenos de inflamación de algunas zonas como párpados, labios, lengua, etc (angioedema).

Urticaria: lesiones habonosas o "ronchas"

Respiratorias y oculares (picor de nariz, estornudos, congestión nasal, mucosidad, picor de ojos, lagrimeo, enrojecimiento ocular y, en algunas ocasiones, dificultad respiratoria)

Generalizadas (aparecen síntomas en distintos órganos y sistemas al mismo tiempo): clínica cutánea, respiratoria, digestiva, cardiovascular, etc. Se presentan de forma inmediata y brusca tras la toma del fármaco. En ocasiones pueden dar lugar a cuadros graves con riesgo para la vida 
Estudio de alergia a AINES 
El estudio se inicia con una recogida minuciosa de los datos sobre la reacción en la historia clínica. Para ello es fundamental recordar: qué fármaco era, cuántas dosis llevaba administradas, la vía de administración, el tiempo entre la dosis y la reacción, qué tipo de reacción manifestó, si precisó asistencia en urgencias y si posteriormente al episodio ha tolerado otros AINEs.

Consulta Médica: La Historia Clínica es fundamental.
En algunos casos, esto es suficiente para realizar un diagnóstico de certeza sin necesidad de recurrir a más pruebas. Pero, en la mayoría de las ocasiones, habrá que proseguir el estudio. Las pruebas cutáneas y de laboratorio tienen una baja rentabilidad, por lo que, casi siempre, habrá que recurrir a las llamadas pruebas de exposición controlada o pruebas de provocación. Estas pruebas se realizarán siempre bajo la supervisión de un alergólogo y en ámbito hospitalario

Quisiera terminar con una recomendación: en caso de sufrir una reacción con un AINE, acuda siempre a un especialista en alergología, se trata de un grupo de fármacos fundamental para el tratamiento de muchos procesos que sufrimos con frecuencia y el desconocimiento del diagnóstico correcto, puede llevar a tratamientos alternativos inadecuados y nuevas reacciones

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Dra. Rocío de la Higuera Artesero
Médico especialista en Alergología
Grupo AlergoMálaga

jueves, 3 de noviembre de 2016

Los 'co-factores' en la alergia alimentaria



 Ya apuntaba Lucrecio, en “De Rerum Natura”, que: “Para unos un alimento es bueno y otro para otros, o por qué lo que para uno es agrio y desabri­do, eso mismo puede a otro parecerle muy dulce sin embargo; y en esto hay tanta disparidad y desacuerdo que lo que para uno es alimento para otro es recio veneno”.

La alergia alimentaria es cada día más frecuente entre la población general. Según los datos recopilados en múltiples estudios en distintos países del mundo, se puede asumir que afecta aproximadamente al 5% de los adultos y hasta el 8% de los niños, con tendencia al aumento en los últimos años.

Muchos son los posibles factores de riesgo que se están investigando acerca del porqué de este incremento, entre ellos: el déficit de vitamina D, las dietas grasas poco saludables, la obesidad, la excesiva higiene, el momento de la introducción de los alimentos, el estilo de vida, etcétera; aunque también los factores genéticos. La globalización ha facilitado la presencia de alimentos de lo más variopinto en nuestros mercados, con la exposición de millones de personas a proteínas nuevas y desconocidas con las que jamás habíamos contactado antes.
Alimentos y alergia
La alergia alimentaria se puede manifestar con diversos cortejos de síntomas: desde un simple picor en la boca o labios, la aparición de ronchas (urticaria), una inflamación localizada (angioedema de labios, párpados, cara, manos…), hasta desencadenar alteraciones respiratorias (tos, pitos, ahogo), digestivas (presión en garganta, dificultad para tragar) e incluso cardiovasculares (bajada de tensión y pérdida de conocimiento). Cuando se combinan síntomas cutáneos y de otros órganos solemos encontrarnos ante la reacción más grave que se puede presentar por una alergia alimentaria, que es la anafilaxia.

La anafilaxia es una reacción aguda, con afectación multisistémica, que puede causar la muerte del individuo que la padece, y que ocurre por una liberación masiva de sustancias inflamatorias. Los alérgenos alimentarios son los desencadenantes más frecuentemente relacionados con las reacciones anafilácticas, suponiendo entre un 33% y un 56% de todos los casos, y hasta en un 81% cuando hablamos de la edad infantil.

Las anafilaxias están mediadas principalmente por la inmunoglobulina E, y los mastocitos y basófilos juegan un papel principal. Sin embargo, se han descrito otros mecanismos alternativos.

Los mecanismos por los cuales se desarrollan reacciones de distinta intensidad, y por suerte no todas acaban siendo anafilaxias, se desconocen. Hoy en día sabemos que no siempre se trata de una lucha 1 a 1, entre el alérgeno y nuestro sistema inmune, sino que en muchos casos existen factores asociados que hemos denominado cofactores. Estos cofactores explicarían porqué en algunos casos los alérgenos no son capaces de inducir una reacción alérgica o bien inducen una reacción leve, mientras que en otros desencadenan reacciones graves.

Los cofactores se consideran relevantes hasta en el 30% de los episodios anafilácticos. En presencia de esos cofactores, las reacciones alérgicas pueden desarrollarse con concentraciones inferiores de alérgeno o ser más graves que en ausencia de ellos.

Los antinflamatorios no esteroideos (AINEs: ácido acetilsalicílico, ibuprofeno, etc) y el ejercicio físico, son los cofactores mejor conocidos, aunque se han descrito muchos otros, como los estrógenos, el alcohol, las temperaturas elevadas y fármacos para tratar la hipertensión como los inhibidores del enzima convertidor de la angiotensina (IECAs), los β-bloqueantes, las infecciones agudas, el estrés emocional, etc.

            El ejercicio físico es el mejor conocido de todos ellos, causando las denominadas alergias alimentarias dependientes de ejercicio; siendo —de forma general— la más frecuente de todas, la debida al consumo de trigo (particularmente por la proteína omega-5-gliadina). Estos pacientes toleran el trigo en sus distintas presentaciones, pero si realizan ejercicio en las 2-4 horas siguientes a su consumo, pueden desarrollar una reacción.
Ejercicio físico: footing o carrera continua
Los AINEs (antiinflamatorios) son la segunda causa más frecuente como cofactor, que pueden estar presentes hasta en el 22% de los casos, aumentando hasta 11 veces el riesgo de reacción. En la zona mediterránea, los AINEs favorecen los casos de anafilaxia por alimentos en más del 50% de los casos; en muchos de ellos (la mayoría), la proteína alimentaria implicada es la LTP (presente en múltiples alimentos de origen vegetal: frutos secos, frutas rosáceas como el melocotón, la manzana, etc).
Antiinflamatorios no esteroideos: AINEs
            El alcohol está presente en el 15% de casos de anafilaxia como cofactor o facilitador de la reacción alérgica.
             Los estrógenos son un factor hormonal que hace más susceptibles a las mujeres en edad fértil de desarrollar reacciones alérgicas más graves, en comparación con los hombres o el resto de mujeres fuera de este rango de edad.
Fórmula química de los estrógenos
             El mecanismo o el motivo por el cual estos factores facilitan las reacciones alérgicas no está del todo aclarado, pero las hipótesis actuales apuntan a alteraciones en la absorción intestinal de los alérgenos.
           
Como podéis ver, la alergología no es un tema sencillo en el que “uno más uno siempre suma dos”.

Jaime García Campos        
Médico Especialista en Alergología
Grupo AlergoMálaga